Bajar
bien corriendo en montaña puede ser la clave entre ganar tiempo y no
caerse, y parecer un pato mareado. Subir con una técnica correcta puede
ayudarnos a reducir esfuerzos y mejorar posiciones.
La zancada, la biomecánica de la carrera en montaña no es como la que aplicamos en las carreras de asfalto o de campo a través. Los largos y empinados desniveles, por una parte, y las dificultades del terreno por otra son los dos principales factores que diferencian las carreras de montaña y que las hacen especialmente atractivas al corredor, sin obviar por supuesto, la naturaleza y los paisajes.
Los especialistas en estas pruebas son atletas de gran resistencia orgánica, como los maratonianos, pero además con buen tono muscular, fuerza en las piernas, gran sentido estratégico y paciencia en carrera, para regular los esfuerzos. Cuando hablamos de técnica en esto de correr por montaña, nos estamos refiriendo principalmente al dominio del terreno y, en segundo plano, al control del ritmo.
La adaptación al terreno supone mucha ventaja al especialista en montaña. Tanto en los ascensos como, sobre todo, en las bajadas, donde las diferencias se pueden incrementar notablemente si tienes buena técnica y habilidad. En gran parte, esta adaptación proporciona seguridad para desenvolverse por terrenos con dificultades: piedras sueltas, curvas y sendas superestrechas, nieve y otros obstáculos.
Es una capacidad que se puede entrenar, que se consigue perdiendo el miedo a caer y a hacerse daño, pero también con un buen tono muscular en tobillos, gemelos y muslos. Para dominar la técnica de desenvolverse bien por cualquier terreno yo sugiero dos formas: una, practicar y practicar sobre el terreno. Y dos, adquirir y mantener un buen tono muscular. Importante: cuidad vuestras articulaciones. Trabajan mucho y necesitan acostumbrase también a estas situaciones.
La zancada, la biomecánica de la carrera en montaña no es como la que aplicamos en las carreras de asfalto o de campo a través. Los largos y empinados desniveles, por una parte, y las dificultades del terreno por otra son los dos principales factores que diferencian las carreras de montaña y que las hacen especialmente atractivas al corredor, sin obviar por supuesto, la naturaleza y los paisajes.
Los especialistas en estas pruebas son atletas de gran resistencia orgánica, como los maratonianos, pero además con buen tono muscular, fuerza en las piernas, gran sentido estratégico y paciencia en carrera, para regular los esfuerzos. Cuando hablamos de técnica en esto de correr por montaña, nos estamos refiriendo principalmente al dominio del terreno y, en segundo plano, al control del ritmo.
La adaptación al terreno supone mucha ventaja al especialista en montaña. Tanto en los ascensos como, sobre todo, en las bajadas, donde las diferencias se pueden incrementar notablemente si tienes buena técnica y habilidad. En gran parte, esta adaptación proporciona seguridad para desenvolverse por terrenos con dificultades: piedras sueltas, curvas y sendas superestrechas, nieve y otros obstáculos.
Es una capacidad que se puede entrenar, que se consigue perdiendo el miedo a caer y a hacerse daño, pero también con un buen tono muscular en tobillos, gemelos y muslos. Para dominar la técnica de desenvolverse bien por cualquier terreno yo sugiero dos formas: una, practicar y practicar sobre el terreno. Y dos, adquirir y mantener un buen tono muscular. Importante: cuidad vuestras articulaciones. Trabajan mucho y necesitan acostumbrase también a estas situaciones.
SUBIDASEn
los ascensos hay dos formas comunes de avanzar. La primera es correr a
ritmo constante, excepto cuando el desnivel nos obligue a andar. La
segunda es alternar la carrera y caminar a pasos rápidos. La primera
alternativa es más frecuente en ascensos de desnivel constante y perfil
más suave, sobre todo para atletas con gran sentido del ritmo y
resistencia aeróbica, capaces de mantener el trote durante subidas
largas. Los que alternan correr y andar son deportistas más fuertes,
capaces caminar con mucha frecuecia cuesta arriba, para después echar a
correr otro rato. Es más usual en desniveles más fuertes o terrenos más
complicados que no nos dejan desarrollar buenos apoyos. Como vemos en la
secuencia, se progresa con las manos apoyadas en las rodillas,
presionando el muslo sólo cuando extendemos la pierna. En cualquier
caso, también es una cuestión más de fuerza mental (y coraje) porque
muchas veces podríamos mantenernos corriendo durante más tiempo de lo
que pensamos y con el mismo esfuerzo que si fuéramos andando.
APOYOSEn
las bajadas estrechas y complicadas, los apoyos son fundamentales. Los
corredores de montaña desarrollan una agilidad mental para ‘leer’ el
terreno mayor que el resto de corredores. En senderos estrechos, con
obstáculos y otras situaciones inusuales, iremos desarrollando la
destreza para esquivar, girar y buscar los mejores apoyos. Como se
aprecia en la secuencia, es mejor abrir los brazos e inclinar el cuerpo
ligeramente hacia atrás para ayudar a mantaner el equilibrio y dar
zancadas pequeñas pero rápidas, buscando apoyos estables, como piedras
grandes.
DESCENSOSPara mejorar en las bajadas hay que ir progresando poco a poco en velocidad
y en confianza. Primero bajad despacio buscando apoyos complicados y
aparentemente inestables. Una técnica apropiada para desniveles fuertes y
en terreno bueno es alternar una zancada y un salto, como en esta
secuencia. De esta manera no sobrecargamos los cuádriceps y avanzamos
mucho más rápido. Con una buena técnica, te será más fácil ir deprisa
que despacio. Es como aprender a montar en bici. Una vez que ya sabes,
es más fácil ir deprisa. Luego verás la velocidad que, poco a poco,
alcanzas y las sensaciones que proporciona.
No hay comentarios:
Publicar un comentario